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Fagor, hacer leña del árbol caído



He vuelto a ver “Vacas” , el primer largometraje del considerado director de culto Julio Medem, en el que refleja entre otras cuestiones el mundo de los aizkolaris. Y quizás por asociación de ideas, al ver tanta leña cortada, lo he ligado con el tratamiento que se está dando en general en los medios de comunicación a Fagor en concreto y al mundo cooperativo por extensión, en unas circunstancias realmente complejas.

Y es que hay mucho articulista o tertuliano “experto” y “clarividente”. Eso sí , a posteriori. Resulta que ya sabían lo que iba a pasar. Y puede que hasta lo hayan dicho, posiblemente en la intimidad . Que si no cuadraba que el mundo cooperativo estuviese al margen de la depresión. Que si lo de la solidaridad interna era más marketing que otra cosa y que además a la mínima iba a desaparecer. Que si estaba claro que dejar las decisiones del colectivo en un grupo reducido de dirigentes iba a dar resultados nefastos. Que al ser los procesos de decisión lentos están abocados al fracaso. Y , por cierto, se frotan las manos tanto los entusiastas de la pura economía de mercado (para los que la economía social es una especie de virus a extinguir) como los sindicalistas (a los que no les gusta no tener patrones a los que reclamar). No digamos nada de los que se alegran que un símbolo empresarial vasco muerda el polvo.

Todo esto resulta patético. Y que conste que tendría motivos no para alegrarme, pero al menos sí para no entristecerme, tanto con los comentarios de  estos “gurus mediáticos” como con el fondo de la cuestión, es decir, las dificultades ( no quiero utilizar ni el concepto  “concurso de acreedores” ni el de “liquidación”) de la matriz del grupo para continuar.  Y es que en los años 80 conocí la quiebra, tras un proceso de grandes inversiones previas en un mercado alcista que entró en recesión,  de la también emblemática (llegó a tener cerca de mil trabajadores, la mitad en Orduña) empresa de electrodomésticos “Sagardui S.A.”(marcas comerciales Timshel, Far, Daniells, ….) que no tuvo más remedio que transformarse en una Sociedad Anónima Laboral , Somolsa, (Sociedad Materiales Orduña L.S.A.) con los ciento treinta valientes trabajadores que decidieron continuar, transformándose en socios y aportando la indemnización por desempleo como capital societario. Y tengo la convicción moral (aunque no la evidencia), desde el puesto directivo que ocupaba en la misma, de que desde el mundo cooperativo se intentó por todos los medios que a nuestra “experiencia laboral” (a pesar de que sólo competía con ellos en algún nicho alto de alguno de sus productos) le faltará hasta el aire para respirar.  Y ello en base al Informe Mckinnsey, base del Plan, impulsado por la Administración Central,  de Reestructuración del Sector Electrodoméstico de Línea Blanca resultado del RD 2,200/80 de 26 de septiembre, que decidió “condenar” a Sagardui juntó a Iber 22, Benavent, Cross, Kelvinator,… y “salvar” a Ulgor (cabecera), Fagor, Clima, Mayc, Fabrelec, Zanussi (cabecera), Ibelsa, Puzol, Safel, Segad-Phiillips, Balay, Painsa,….Estas últimas serían las afortunadas y únicas receptoras de ayudas públicas, que entonces, felizmente, no necesitaban la supervisión por las autoridades europeas.  

También hay que decir que desde el mundo cooperativo se miraba entonces a las emergentes sociedades laborales , por encima del hombro, como que les faltará “pedigrí”.

No obstante, en el año 1,988 , mientras trabajaba en Somolsa y con la dirección del siempre recordado profesor ( y amigo) de la Universidad de Deusto (sede Donosti, ESTE) Jose  Manuel Kutz-Arceluz, en la primera tesina realizada sobre la SAL (figura jurídica surgida por la Ley 15/1986 de 25 de abril) , pude reflejar, como ejemplo de planificación, la  que denomine “Estrategia Fagor”, que tras realizar en 1,986 la transformación de la denominación histórica de Grupo Ularco por Fagor tanto como marca comercial cómo razón social, realizó un Plan Estratégico centrado en la calidad ( pionera en el Estado en la implantación de los llamados Círculos de Calidad) , la tecnología ( transfiriéndola ya entonces a quince países y con clara vocación de investigación a través de Ikerlan), las exportaciones (a 60 países el 35% de la producción , llegando en algunas cooperativas a exportar el 80%), la unificación de marcas, la constitución de sociedades mixtas, la formación permanente (tanto técnica como en valores cooperativos), ….

Por tanto, considero que hay que analizar las cosas con perspectiva. Sin sabiduría sobrevenida por parte de algunos  y sin acritud por mi parte. Estamos en un mundo globalizado. Todo son vasos comunicantes. Si el mercado se reduce , lo hace para todos, independientemente de si se es Sociedad Anónima, Sociedad Cooperativa, Sociedad Laboral ó un grupo de autónomos

Además se puede fallar a pesar de intentar hacer bien las cosas, a pesar de tener claro que hay que innovar, exportar ó incluso producir in situ en el exterior.  A pesar de rodearse de una infraestructura adecuada: financiera (Caja laboral), asistencial (Lagun-Aro), de investigación (Ikerlan), de formación (Escuela Politécnica , Universidad de Mondragón,..),….. A pesar de la solidaridad intercooperativa, de la estrechez de los abanicos salariales, del apretarse el cinturón.

No debemos olvidar que son lugares donde , al menos en teoría el espíritu de servicio está por encima del de lucro, dónde los trabajadores son a la vez empresarios, dónde se busca el principio de la justa ganancia.

Como decía el padre Arizmendi-Arrieta , alma mater del grupo Mondragón, “ entre el pasado donde están nuestros recuerdos y el futuro donde están nuestras esperanzas , tenemos un presente cargado de deberes”, y efectivamente hay muchos deberes por hacer. Que los trabajadores y directivos (socios todos ) de Fagor y grupo Mondragón encuentren, por su bien y el de todos,  luz , ánimo y apoyo en el camino, que espero no tropiecen con espitas, madera, leña,….                                    

 

Mikel Etxebarria Dobaran.
Publicado en Deia el 10 de noviembre de 2013. 



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