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Un SPA diferente (Sócrates, Platón y Aristóteles)




















“El conocimiento es una riqueza que se puede transmitir sin empobrecerse”. Nuccio Ordine.

Me atrevería a recomendar al lector (emulando con humildad al escéptico Montaigne) que no es razonable , dado que voy a tratar de una materia considerada por mentes preclaras de poca utilidad , que emplee su tiempo en leer un asunto tan frívolo y tan vano como el presente. Y eso que no me voy a referir al SPA que todos conocemos, a la Salus Per Aquam (Salud Por el Agua), a los balnearios que nos reconfortan físicamente, sino a otro SPA, que llamaremos filosófico y que, por tanto, su campo está en la tonificación espiritual y anímica.

Por SPA, utilizando sus iniciales, nos referiremos a los filósofos clásicos griegos Sócrates, Platón y Aristóteles. Y precisamente en este orden, que es tanto su orden cronológico cómo jerárquico, ya que el primero es maestro del segundo y este del tercero. Y ¿a qué viene discernir sobre estos clásicos? Por una parte, por llevar la contraria a los planes de estudio que soslayan por ser poco prácticas para el mundo moderno a la filosofía, a la literatura, a  la historia, es decir  a las artes en general (¡así nos va¡) y por otra, por recordar la paradoja de qué la atrasada, según los parámetros actuales, Grecia, fue la cuna de la civilización occidental, el origen de su patrimonio cultural y la base del espíritu humanista. Nuestro trío de sabios fueron además personas de carne y hueso, con sus virtudes y sus carencias, sus logros y sus manías.

Sócrates (470-399 a.C.). No escribió nunca nada, su obra se conoce por sus discípulos. Comportándose como un excéntrico decía que tenía una voz divina en su interior , con lo que Zenón el Epicúreo lo apodó “el bufón de Atenas”. Le gustaba, preguntando más que hablando, conversar con la gente, siendo su objetivo aprender más que enseñar. “Habla, que yo te conozca”, decía. No se consideraba a si mismo un sofista (persona sabia e instruida). Dijo que sólo sabía una cosa: que no sabía nada y que la verdadera sabiduría estaba en reconocer la propia ignorancia. Acusado de llevar a la juventud por caminos equivocados fue condenado a muerte y mientras le preparaban la cicuta se ejercitaba tranquilamente con la flauta “para aprender una melodía antes de morir”. Un lema: “Conócete a ti mismo”. 

Platón (427-347 a.C.). Se dice que era un apodo, siendo su verdadero nombre Aristocles. Fundó su propia escuela, fuera de Atenas, en una arboleda que debía su nombre al héroe mitológico Academo; con lo que la escuela  adquirió el nombre de “Academia”. Se enseñaba filosofía, matemáticas, gimnasia y lo más importante oratoria y conversación. Estuvo en continua tensión entre la filosofía pura y su compromiso político y consideraba lo más difícil del mundo (¡cuestión eterna¡) abandonar la vida pública con las manos limpias. Defendió a Sócrates ante el gran jurado. Tuvo una visión positiva sobre las mujeres. Sostiene que la civilización es la victoria de la persuasión sobre la fuerza. Dice que el verdadero filosofo se encuentra entre los dioses (que no buscan la sabiduría porque la poseen) y los ignorantes (que no la buscan porque creen poseerla). Un lema: “Aprendiendo a morir se aprende a vivir mejor”.

Aristóteles (384-322 a.C.). Era macedonio e hijo de un reconocido médico. Fue alumno durante veinte años de la Academia de Platón. Le preocupaba la naturaleza, la biología. Sus escritos son apuntes para lecciones, ya que la filosofía es sobre todo oral. Fundó y ordeno distintas ciencias distinguiendo entre la especulativa y la aplicada. Buscaba el saber para huir de la ignorancia y no por utilidad práctica. Pensaba que la mujer era un hombre incompleto. Fue maestro de Alejandro Magno y fundó el Liceo en Atenas. Dijo aquello de que se puede amar a los amigos y la verdad, pero lo más honesto es dar preferencia a la verdad . Para él  el hombre es por naturaleza un animal social y afirmaba que el humor es propio del hombre magnánimo. Un lema: “Saber es acordarse”.

Algunas curiosidades. Sócrates y Aristóteles han sido más utilizados como nombres de pila que Platón, quizás por ser apodo. Entre Sócrates y Platón y entre este y Aristóteles se llevan , si las fechas son las correctas, los mismos años , cuarenta y tres. Según Jostein Gaarder hay similitudes entre Sócrates y Jesús: eran considerados enigmáticos por sus contemporáneos; no escribieron su mensaje; eran buenos conversadores; decían que hablaban en nombre de algo mucho mayor que ellos mismos; desafiaron a los poderosos y esto les costó la vida; podían haberse salvado suplicando clemencia, pero pensaban que si lo hacían traicionaban su ideal. 

En definitiva, aunque en nuestro mundo mercantilizado y competitivo  se ve a la filosofía en concreto y a las humanidades en general como algo poco práctico, sin embargo, la capacidad de pensar críticamente que aportan es básica para intentar dar algún sentido a la existencia. El lector que desoyendo el consejo inicial haya llegado hasta aquí , puede que piense que Sócrates fue un excéntrico , Platón un místico y Aristóteles un misógino, pero seguramente coincidirá conmigo en que este peculiar SPA , cómo precursor de los filósofos y humanistas que en el mundo han sido, legándonos  reflexión y curiosidad, nos han transmitido, sobre todo,  ganas de vivir. Este peculiar SPA además de diferente puede que ahora, que hay que recuperar valores perdidos, resulte más necesario que nunca. Por último subrayar, nos lo recuerda Nuccio Ordine en su delicioso ensayo “La utilidad de lo inútil”, que el conocimiento (“la Sofía”) no sólo es una riqueza que se puede transmitir sin empobrecerse sino que enriquece a quién lo recibe y…. a quién lo transmite.

Mikel Etxebarria Dobaran


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