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Directivos S.A. (Sin Alma)

 


Imagen de Directivos Sin Alma generada por IA

Hoy vemos que en el mundo geopolítico el ser humano no importa, solo los intereses. Que en las empresas no nos ocurra lo mismo.

Debemos concebir la empresa desde una triple vertiente de rentabilidad: económica, ambiental y social.


Nos encontramos en el último día de trabajo, previo a un puente largo y a las vacaciones. Aunque la noticia era esperada, no lo era el recibirla de esta manera. Son convocados varios trabajadores por correo electrónico a una reunión conjunta y no presencial, por parte de una directora de área y el director de Recursos Humanos de la empresa. Todos se conectan por su portátil mediante una plataforma virtual; lo curioso, es que ambos directivos y varios de los trabajadores se encuentran físicamente en la misma oficina y algún otro en la misma localidad, pero - y no estamos afortunadamente en pandemia- las relaciones presenciales y personales no se contemplan.

El tema para tratar es eufemísticamente, la “desvinculación” (despido” en roman paladino) y la “reubicación”, según afecte (sic), de los trabajadores. La empresa, ha sido absorbida por otra, y como suele ocurrir en estos casos aparecen puestos de trabajo concurrentes y normalmente pagan las consecuencias los absorbidos. El lenguaje de los directivos es suave, les agradecen el trabajo realizado y su profesionalidad, dicen sentir mucho la medida que toman y por eso les “premian” con un despido por causas, según ellos, objetivas.

 No se tienen en cuenta circunstancias especiales. Como que algunos de los trabajadores, ya con elevada edad y aun lejana la jubilación van a tener dificultades para encontrar un nuevo puesto de trabajo y poder cotizar lo aconsejable. Tampoco que una trabajadora a la que se despide, por circunstancias personales (una separación y tener hijos pequeños) solicitó un puesto de menor categoría y con menor retribución para -viajando menos- tener más tiempo para su familia; le costó conseguir un poco de conciliación laboral y ahora se lo “recompensan” de forma peculiar.

No estamos en el siglo pasado donde abundaban los jefes de personal con actitudes de sargento cuartelero. Nos encontramos entrando en el segundo cuarto del siglo XXI y parece que no hemos cambiado nada. La propia denominación de “recursos humanos” a estas alturas chirria; el considerar un “recurso” a las personas, como si fueran materia prima, energía o financiación resulta provocativo. Existen otras fórmulas como “gestión de Personas”, “dirección de Talento”, “departamento de Relaciones Internas”, “área de Personas” “dirección de Valores Humanos”; no obstante, lo de menos es la denominación y lo de más la actitud para con los seres humanos.

Volviendo al ejemplo citado, el no dar la cara -tanto por parte del responsable de la gestión de las personas como de la jefa del departamento- pudiéndolo hacer porque además se encontraban a unos metros de distancia, el realizar una convocatoria pública para tratar un tema sensible y no hacerlo en privado, el convocarlo en fechas especiales y justo cuando uno se va a ir de puente y vacaciones ( existen estudios al respecto y recomiendan no despedir ante el fin de semana ),… todo ello denota, por parte de los directivos, absoluta falta tanto de profesionalidad como de humanidad.

 Y el caso real -ojalá fuera un simple cuento exagerado- corresponde, para más inri, a una importante empresa de un sector puntero. También resulta vergonzosa en casos como el de absorciones en el ámbito bancario la gran preocupación de los dirigentes tanto de absorbidos como de absorbentes, por la cotización bursátil, los dividendos, las rentabilidades, los accionistas, … despreciando absolutamente el futuro de sus trabajadores y sus clientes.

Hemos avanzado algo en respeto y consideración a los trabajadores. Las empresas de economía social, cooperativas y sociedades anónimas laborales, lo tienen en su ADN. En empresas convencionales existen, propuestas como Ekinbarri, apoyadas por la Diputación Foral y por las organizaciones patronales en un ejercicio colaborativo digno de emulación entre lo público y lo privado, que ponen a la persona en el centro de la actividad empresarial. 

También desde el mundo universitario y desde organizaciones como Adype (Asociación de Directivos y Profesionales de Euskadi) se apuesta por ello. En julio de 2019 publiqué en este medio un artículo titulado “Empresas S.A. (Sin Alma)” y por desgracia, queda mucho camino por recorrer.

Estas reflexiones no son desahogos sindicalistas; están realizadas desde una visión empresarial. Concebimos la empresa conectada a todos sus grupos de interés. Además, la contemplamos con una triple vertiente de rentabilidad: económica (si esto falla todo se viene abajo), ambiental (ineludible a pesar de negacionismos) y social (las personas en el core business). Hoy en día vemos que en el mundo geopolítico el ser humano no importa, solo los intereses; que no nos ocurra lo mismo. La empresa humanista no debe ser un oxímoron. Sólo valen las empresas y directivos con alma.

Mikel Etxebarria Dobaran

Publicado en El Correo el 17 de octubre de 2025

https://www.elcorreo.com/opinion/tribunas/mikel-etxebarria-dobaran-directivos-alma-20251017000052-nt_amp.html




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