Versión publicada en El Correo
El fanatismo es un problema eterno y complejo. Puede además que todos tengamos algún germen fanático en nuestras entrañas. No cometamos el error , en el que sí incurren los fanáticos , de pensar que tenemos soluciones simples , rápidas y fáciles a problemas complicados. Lo digo desde una tierra donde algo, por desgracia y por edad, conocemos de este tema, gracias, es un decir, a la dictadura franquista y al terrorismo etarra.
El fanatismo es un problema eterno y complejo. Puede además que todos tengamos algún germen fanático en nuestras entrañas. No cometamos el error , en el que sí incurren los fanáticos , de pensar que tenemos soluciones simples , rápidas y fáciles a problemas complicados. Lo digo desde una tierra donde algo, por desgracia y por edad, conocemos de este tema, gracias, es un decir, a la dictadura franquista y al terrorismo etarra.
Ahora, parece que el mundo se ha vuelto
un poco loco y que además la demencia va in crescendo de forma progresiva. Los
populistas, los demagogos y los fanáticos tienen cada vez mas presencia, tanto
en los medios de comunicación como en la política, sin tener claro si es
primero el huevo o la gallina. Además es un fenómeno que se extiende por todo
el mundo y que afecta a todos y a todo, especialmente a la política, a la
ideología y a la religión. Recordemos que por nimiedades han acontecido
terribles cruzadas religiosas, por mover un mojón en un lindero se han
producido horrorosos conflictos vecinales y por intereses espurios han
estallado cruentas guerras inciviles,… Algunos, cuyo único afán es el poder, en
lugar de combatirlo se acercan al fanatismo , pero así solo se consigue que
crezca y se haga más fuerte. Los lideres fanáticos no están solos, les
acompañan muchos, puede que cada vez más, sorprendentemente algunos de los que
serán sus primeros objetivos, sus primeras victimas,…
Para entender el fenómeno, su sentido, su
origen, sus causas y sus posibles remedios , vamos a ir contestándonos a varias preguntas.
¿Que
es el fanatismo?
Fanatismo, según la RAE, es el
apasionamiento y la tenacidad desmedidas ( aquí esta la clave) en la defensa de
creencias y opiniones. En principio, no sólo no es malo sino conveniente
defender las ideas propias con convicción y pasión; el problema es creerse en
la verdad absoluta, no respetar la opinión ajena con intolerancia o combatirla
con mentiras, agresividad y/o violencia.
Amos
Oz, que recientemente nos ha dejado, nos decía
que uno de sus componentes es el desprecio, que su lema es que el fin justifica
los medios, que sus gérmenes están en el dogmatismo intransigente y la
hostilidad y que su manifestación más clara es buscar y encontrar culpables
fáciles y respuestas simples. Además los fanáticos aborrecen y temen los
cambios, consideran traidor a los que los hacen y odian tan ciegamente que se
mimetizan los que están a ambos lados de la barricada. Una mente fanática es
simple, no ve grises sino blanco o negro, es gregaria, conformista, obedece sin
reflexión ni objeción, con deseo de pertenencia a un grupo compacto y unido
renunciando a su individualidad.
¿Desde
cuando existe el fanatismo?
Es más antiguo que todas las ideologías y
que todas las religiones.
Por una parte, explica muy bien el
historiador Y. N. Harari que el Homo
Neardental , que apareció antes que el Homo Sapiens, se extinguió hace treinta
mil años . En general eran corpulentos, musculosos y puede que no tan bestiales
y estúpidos como se les suponía , pero desde luego sin el dominio del lenguaje
, quizás por la mayor sociabilidad y la
capacidad de fabulación, que sí tenían los Sapiens. Da la impresión de que
algunos descendientes de los neardentales-
posibles ancestros de los fanáticos-, han llegado hasta nuestros días -me
temo haberme cruzado con alguno- y además los humanos modernos tenemos algo de
ADN neardental. Por otra parte, el nazismo y el estalinismo, sin querer y por
su infinito horror, pusieron durante varias generaciones en el mundo, una
vacuna de antifanatismo, cuyos efectos, por desgracia, han prescrito; curiosamente
y por una razón similar, el efecto de la vacuna puede perdurar en Euskalherria.
¿Cómo
actúan los fanáticos?
Paradójicamente son muy altruistas:
quieren salvar a los infieles … a pesar de ellos mismos. Han visto el caldo de
cultivo, no sin razón, en los problemas de la globalización, en las crecientes
desigualdades económicas y en la corrupción del sistema político y el
chivo expiatorio en las minorías ( inmigrantes sin papeles, mujeres
maltratadas, jóvenes en paro, desahuciados, mendigos,…). Siempre podemos
encontrar alguien más bajo que nosotros en la escala social para echarle la
culpa de nuestros males, para endiñarle el marrón de nuestras dificultades,
para sentirnos superiores, para mirarle por encima del hombro… Churchill decía que un fanático es una
persona que de ningún modo cambia de opinión y de ningún modo permite que se
cambie de tema.
¿Que
podemos hacer frente al fanatismo?
Como he apuntado al principio, no hay
solución fácil ni rápida pero hay que intentarlo, ya que si queremos recoger
tolerancia no podemos sembrar intolerancia,
si queremos respeto conviene ser respetuoso, si queremos justicia no seamos
injustos. Para ello, unas vacunas, con efectos a medio y largo plazo : la curiosidad,
la imaginación, el humor, no perder la individualidad, el humanismo, la ética,
el pensamiento crítico, la humildad, la tolerancia, el aprecio del esfuerzo, el
respeto al prójimo y a las minorías, la educación, la empatía , la verdad, la
honradez, el espíritu colaboracionista, la solidaridad, la duda, la ironía como
sugería Voltaire….. Al fanatismo se
le derrota insuflando esperanza a la sociedad, ilusión a la juventud, seguridad
a los mayores, poniendo sordina a los tambores de guerra y a los cantos de
sirena de los salvapatrias, devolviendo la decencia a la política, dando mayor
importancia a las personas que a los símbolos, a las minorías que a los himnos
y a los oprimidos que a las banderas. En estos tiempos que hasta intentan
hackearnos los cerebros, una posible inyección letal contra el fanatismo nos la
aportó hace quinientos años el escéptico Montaigne:
prestemos oídos a todo el mundo pero la mente a nadie; que nadie nos jame el
coco, en román paladino. Pero ojo, el fanatismo es enfermedad contagiosa; actuemos
con mano izquierda, con inteligencia, con lo que no dominan. Mejor pecar de
escéptico que de fanático: mientras los segundos creen que su verdad es la auténtica,
los primeros dudan con humildad . No seamos fanáticos frente al fanatismo.
Mikel Etxebarria Dobaran.
Publicado en El Correo el 31 de marzo de 2019
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