Estoy confinado en casa. Como casi todos. En mi caso, afortunadamente , puedo teletrabajar. Yo que pensaba que era de los esenciales y me he enterado -¡ vaya chasco¡- que no es así; sí lo es, en cambio, mi mujer, que es enfermera, y ella también esta confinada, pero fuera de casa, en el hospital. Además tiene, como sus compañeros sanitarios, la consideración de héroe (o heroína); cuestión que agradecen, aunque en el fondo lo que quieren son medios y formas para trabajar (ahora y siempre) en condiciones dignas y profesionales; y que los demás, si valoramos la vida, nos dejemos de tonterías, nos quedemos en casa y dejemos de alquilar el perro del vecino para escaparnos a la calle. La situación actual al menos sirve para poner a cada uno en su sitio y dar importancia a lo que realmente la tiene. En la casa de enfrente , en un balcón y con el abrigo puesto hay una señora paseando de punta a punta (tres metros de largo) durante un buen...
Siendo economista desde hace más de cuarenta años, he sido más contador que cuentista. La pasión por la lectura me ha llevado a intentar reflejar en la escritura, a través de artículos publicados en prensa y reflejados en este blog, la defensa del Humanismo como herramienta para afrontar con decencia un mundo cada vez más complejo. Autor de “Meditaciones Compartidas. De Bilbao al mundo”. Zorionekoak etxe honetara datozenak. Afortunados quienes vengan a esta casa. Mikel Etxebarria Dobaran.