Afortunados quienes vengan a esta casa.
Soy un lector compulsivo. Como mi tocayo Cervantes decía en el Quijote, soy
aficionado a leer aunque sean los papeles rotos de las calles. Me gusta hacerlo
además en papel y con lapicero, por si hay que subrayar o poner anotaciones. Me
sirve para saber lo que piensan otros.
También me gusta escribir. Sobre todo el
reflejar inquietudes y pensamientos propios, probar y ensayar pretendiendo
seguir, sin ser demasiado pretencioso, el esquema de mi otro tocayo Montaigne. Me sirve para saber como
pienso yo, de ahí que en el fondo, espero no ser egoísta, sean, sobre todo y
aunque hayan sido publicados, pensamientos para mi mismo, como
sugería Marco Aurelio, el emperador
filósofo – un tónico para la vida, según Nietzsche - en sus “Meditaciones”.
Además son las inquietudes de un momento concreto, de
un espacio determinado, ya que las reflexiones son un flujo que no cesa nunca. Me
hace además sentirme, siguiendo a Auster,
más humano. Y como al “vasco tranquilo” me encanta hacerlo desde la torre, en
su caso, de su castillo de Burdeos y en mi caso, desde lo más alto de Bilbao, con
la ciudad, una magnífica urbe a escala humana, a los pies.
Unamuno decía que los vascos hemos sido un pueblo mudo, que hemos sabido
hacer grandes cosas pero no contarlas, que por eso hemos pasado inadvertidos
entre los pueblos bullangueros y voceadores de sus hazañas. Y recordando a Tirso de Molina, cuando decía “vizcaíno
es el hierro que os encargo, corto en palabras, pero en obras largo”, nos
propone que quebrando nuestra vergonzosidad (así la llama), seamos largos, anchos y profundos también en
palabras. No se si podremos llegar a tanto, pero recogemos el guante de este otro
tocayo, en este caso además ilustre paisano.
Si, querido amigo o amiga, también te gusta
leer y has llegado hasta aquí, agradeciéndote en el alma por ello, solo deseo
que lo que leas en tu exquisita soledad y con mi ineludible compañía, te pueda
hacer reflexionar, te pueda aflorar alguna nueva inquietud o incluso te pueda
entretener o divertir.
Un fuerte abrazo.
Mikel Etxebarria Dobaran
Reflexiones en un mundo en el que parece que no piensa nadie. ni mira nadie, ni oye nadie. Un mundo cada vez más difícil de entender.
ResponderEliminarOjalá más personas quisiesen ser personas.
Muy bonito lo que escribes.
Muchas gracias, Marta.
ResponderEliminarAprecio mucho tus palabras.
En el blog tienes material para entretenerte si quieres y tienes tiempo.
Y en "Meditaciones compartidas" el libro publicado el año pasado también.
Un abrazo fuerte.