John
Maynard Keynes, el economista, no le hacía falta
título oficial para ello, más influyente del siglo XX, escribió un libro, basado
en una conferencia suya, titulado “Las posibilidades económicas de nuestros
nietos”. A pesar de hacerlo en plena recesión con los efectos de la terrible
crisis del año 1929, su visión era optimista. Auguraba que evitando las
guerras y las escaseces, la tecnología permitiría una vida mejor a las futuras
generaciones.
Los que vivimos en Bilbao tenemos la
suerte (aunque dicen que la buena suerte no viene dada sino que se busca y se consigue)
de disfrutar, hoy en día, de una ciudad a escala humana, moderna, limpia,
rodeada de verde, atravesada por una ría navegable, con un clima templado, con
biofilia, que según Erich Fromm es
la pasión por lo viviente. Y es que los seres humanos necesitamos a la
naturaleza para nuestro equilibrio emocional, para nuestro desarrollo anímico. Hay
que decir que también llueve mucho, a veces no al gusto de todos, que no es oro
todo lo que reluce y que algunos barrios y zonas necesitan más cuidado y
atención.
Bilbao nació en el siglo XIV como villa
medieval, en el siglo XVI pasaría a ser villa mercantil y en el siglo XIX villa
industrial. En el siglo XX tras una profunda crisis y con una enorme
transformación pasa de ciudad post industrial a ciudad amable. Y ahora quizás debería
pasar a ciudad inteligente, a ciudad tecnológica. Todo esto lo suele explicar
fantásticamente el ex alcalde de Bilbao y sobre todo muñidor de su
transformación urbanística, Ibon Areso.
Uno mismo que nació a finales de los años
50 al lado del Ayuntamiento y de la ría puede certificar que Bilbao era gris e
industrial, que la ría estaba sucia y contaminada, que no estaban lejos los
Altos Hornos a pleno rendimiento, que los Astilleros estaban casi en el centro
de la villa, que las viviendas circundantes a la ría procuraban darle la
espalda. No obstante, Bilbao, tenía, como no, sus encantos; como decía Rilke
“la verdadera patria del hombre (y
de la mujer) es su infancia”, vivíamos felices en ese entorno porque era el
nuestro, era nuestra casa y además no conocíamos otro.
Lo que tenemos que hacer ahora es
aprovechar nuestros encantos, ya que tenemos una ciudad de postal con calidad
de vida. En gastronomía, somos la “Culinary Nation”, con prestigio mundial. En
cultura, con nuestros innumerables museos, con nuestro milenario euskera, con
nuestras prestigiosas universidades. Nuestra apuesta por la tecnología, por los
nuevos desarrollos urbanísticos,…. Además Bilbao no es sólo una ciudad, sino un
relato, el de la superación, el de la reinvención, el de la reconversión, el de
la refundación.
Tampoco debemos olvidarnos de hablar de
nosotros mismos. Sigamos el consejo de Unamuno
y dejemos de ser mudos, escondamos nuestra vergonzosidad , como él la llamaba,
y contemos cómo somos y qué hacemos. Digámoslo claramente, que, en general, somos
gente emprendedora, personas serias y de palabra, trabajadores infatigables, un
poco testarudos pero nobles,… Presumamos también de bilbaínos ilustres: Unamuno, Aresti, Blas de Otero, Juan
Larrea, Arriaga, Arteta, Arana, Aguirre, Arrupe, Mazarredo, Gardoqui, Eguileor,
Pichichi, Casilda Iturrizar, Rafaela Ibarra, Almunia, Olea, Achucarro, Alex de
la Iglesia,….
Nuestros objetivos como ciudad no deberían
ser solamente satisfacer las necesidades de los actuales habitantes de Bilbao y
poder atraer más turistas. No, no es suficiente. Debemos y tenemos que ser más
ambiciosos. Hay que atraer y retener al talento. Tenemos que conseguir que
vivan y trabajen aquí competentes profesionales de otras latitudes. El talento
es móvil y va donde está más a gusto. Que vengan ideas, empresas, personas,
familias,…Para ello es preciso hacerse más atractivos y conseguir crear
vínculos culturales y afectivos. Es absolutamente imprescindible tener una
imagen de marca, pero que no sea solo estética o cosmética sino que sea real, seria,
consistente, consolidada, que contemple también nuestro hinterland (
Euskalherria, el golfo de Bizkaia) y mantenida en el tiempo. Somos un paraíso
inmediato y rápido, de belleza en cinco minutos suele decir Asier Alea. Todo junto, monte, ría y
mar, verde y azul, centros de cultura y de negocios, templos culinarios y
deportivos, lo rural y lo urbano, lo ancestral y lo moderno, la txalaparta y el
internet de las cosas, … Este caldo de cultivo deberá propiciar además que la
“producción” de niños vaya in crescendo; vendrá además bien para el futuro
tanto del Athletic como de las pensiones.
Entiendo que ya lo estarán haciendo, pero
no obstante, sugiero a nuestras autoridades políticas que además de la buena
gestión del día a día, condición necesaria pero no suficiente, tengan la mente
en la ciudad del futuro. En qué ciudad queremos, cómo la queremos, para quién
la queremos. Y en ese sentido van estas sugerencias. Entiendo además que deben
ser ellos quienes abanderen el liderazgo de esta tarea para que tenga buen fin,
que sean más estadistas que meros gestores . Pero no deben estar solos. La
sociedad civil , las universidades, las empresas, todos nosotros, nos debemos
implicar porque es algo que incumbe a todos. La responsabilidad es colectiva y
por tanto debe haber un trabajo en común y una colaboración público-privada.
Para ser una ciudad faro, un lugar singular
y un referente, tenemos los mimbres necesarios, amen de los ya mencionados, un
crecimiento económico sostenido y una estabilidad institucional, que debemos
preservar. Agreguemos a lo de ser una ciudad amable el ser una ciudad
inteligente, moderna, tecnológica,… De las ciudades y de las relaciones humanas
, empresariales y comerciales que surgen, emanan las riquezas tanto materiales como
inmateriales, surge la prosperidad , se irradia la cultura, se transmiten los
valores a las siguientes generaciones.
Que nuestros nietos, como les ocurría a los
nietos teóricos de Keynes -ya que en
realidad ni tuvo hijos- puedan vivir mejor en la Bilbao tecnológica e
inteligente, con biofilia a flor de piel, con pasión por la vida, con verde por
todo su entorno, con olor a hierba fresca, con equilibrio emocional.
Reconozcamos a una ciudad con alma, que ser bilbaíno es una forma particular de
ser ciudadano del mundo. Y que el mundo entero, ese Bilbao más grande según Unamuno, pueda percibir porque hemos
sabido transmitirlo, que el amor por la vida y Bilbao son la misma cosa.
Mikel
Etxebarria Dobaran.
Publicado en Deia el 25 de julio de 2018
https://www.deia.eus/opinion/2018/07/25/bilbao-nietos-4846313.html
Publicado en Deia el 25 de julio de 2018
https://www.deia.eus/opinion/2018/07/25/bilbao-nietos-4846313.html
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