Estamos en situación de guerra - además contra un enemigo invisible y letal - y en estas circunstancias lo primero es salir victorioso y para ello hay que estar unidos y saber donde esta el foco. No obstante hay alguna cuestión que me llama la atención. Y es que en las crisis y en las guerras siempre ganan los mismos.
Recuerdo que en las inundaciones del año 1983 en Bilbao – entonces trabajaba en una multinacional informática- mi jefe nos conminaba a que ayudásemos a las empresas afectadas no yendo con botas y palas a echar una mano sino ofreciendo maquinas nuevas , ya que las que tenían les habrían quedado inservibles. Desde luego, esto que es una sana visión comercial y de negocio hay quién puede interpretarlo como de falta de escrúpulos y de humanidad. En las guerras mundiales y en la guerra civil hubo avispados y cercanos empresarios que se forraron vendiendo armas, uniformes militares, minerales,… – y sin ningún problema- a los dos bandos en contienda. Ahora también los chinos nos ayudan vendiéndonos mascarillas a precios desorbitados. También algún empresario, con fino olfato, nos regala unas batas y unas mascarillas - en una estupenda labor de marketing - y de paso asegurará el agradecimiento a su altruismo así como el incremento futuro de su facturación, plantilla y beneficios.
Hace unos años estando de vacaciones en Nueva York me llamo la atención que ante un accidente – un vehículo se llevó por delante a un ciclista- la preocupación no era ayudar al herido sino sacar fotos y entregar tarjetas; había competencia entre abogados por llevarse un posible pleito. Ahora , con esta crisis del coronavirus, estamos recibiendo en las empresas a velocidad inusitada el ofrecimiento de ayuda de los principales bufetes de abogados del país.¡ No quiero ni pensar lo que nos va a costar la ayuda del que consiga la vacuna¡. Que conste que no pretendo criticar el intentar ver oportunidades en la crisis - ya que hasta viene bien que mientras los directamente afectados están conmocionados haya profesionales que aporten soluciones- pero que no sea sólo eso los que nos mueva como personas humanas .
No obstante, más grave me parece lo siguiente. Entre las medidas que ha decretado el Gobierno está el blindaje a las empresas españolas estratégicas para impedir que sean opadas – por compañías de fuera de la Unión Europea- aprovechando su caída en Bolsa. Es una medida que ha sido aplaudida hasta con las orejas creo que por casi todo el mundo, pero que me sugiere unas cuantas cuestiones. ¿Por qué se ha tardado tanto en decretarla? . ¿ Por qué no afecta a las compañías de dentro de la U E?; ¿ Primamos , para esto, al arraigo? . Hemos paralizado todo el país, casi todo el consumo y la mayor parte de la producción y sin embargo ¿ por qué – y desde el primer o segundo día que se vio venir la hecatombe- no se cerraron las bolsas ?. Si ha sido un despiste, malo. Si ha sido una negligencia, peor. Y si ha sido una connivencia, sería algo tan impresentable como delictivo. Millones de personas con sus inversiones en acciones, en fondos de inversión o en planes de pensiones , sin hacer nada , han visto -en un abrir y cerrar de ojos- evaporados buena parte de sus ahorros. Y esto, por desgracia es un juego (¡maldito juego¡) de suma cero: lo que han perdido muchos se lo han quedado unos pocos. Los que siempre ganan.
Mikel Etxebarria Dobaran
Publicado en EC El Correo el 20 de marzo de 2020
Publicado en EC El Correo el 20 de marzo de 2020
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