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La Promoción Inmobiliaria ante la Pandemia




Dicen de los economistas que solemos afinar bastante bien cuando damos explicaciones sobre el pasado, pero que erramos considerablemente cuando intentamos predecir el futuro. Afrontando el reto, vamos a intentar dar un poco de luz sobre el comportamiento del sector inmobiliario – es decir, hablamos de vivienda nueva- ante la pandemia, teniendo en cuenta que algunos agoreros (que luego sólo se asoman cuando aciertan) están predicando la hecatombe más horrorosa.
                                              
Hay que empezar diciendo que estamos orgullosos de nuestra actividad, ya que somos participes de una actividad ancestral, con una antigüedad de hace unos doce mil años.

En este momento no estamos ante la crisis del año 2008, que, por cierto, no fue inmobiliaria como a veces erróneamente se plantea, sino fruto de malas prácticas financieras, es decir, dar preponderancia a la economía especulativa frente a la productiva o real y que tuvo como gran damnificado, al sector inmobiliario.  A raíz de ello, en los últimos años, se acometieron mejoras y reformas en nuestro sector. Entre ellas: concentración de la oferta conformando un mercado más consolidado,  más intenso en capital y más institucional (con mayor peso de la gobernanza), con tendencia a industrializar procesos, apostando claramente por la innovación, invirtiendo decididamente en la transformación tecnológica de las compañías (¡ y que bien nos ha venido ahora!) , enfocándose en la calidad total y en la construcción sostenible y teniendo en cuenta a todos los stakeholders o grupos de interés .Y el fruto de ello ha sido que de los años 2014-2015 a la actualidad, el sector, lógicamente paso a paso, se ha refundado, reconvertido, revitalizado y se encuentra dando satisfacción a una demanda solvente y creciente, que ya  agotó prácticamente el stock existente de vivienda terminada y adquiere a buen ritmo nueva vivienda y sobre plano.

¿Que nos dicen los agoreros? Que el sector está en letargo, que los precios se van a desplomar, que las decisiones de compra se atrasan sine die,….que el fin del mundo esta cerca. Tampoco vamos a ser ilusos , ¡si no hubiese problemas que sería de nosotros¡ . El sector siempre se ha enfrentado a problemas , tanto internacionales (Brexit, guerras comerciales,….) como internos (inestabilidad política, procés….), si bien es cierto que el de ahora ha surgido de forma dura y espontanea, pero esperamos que sea una crisis coyuntural, no estructural  y aunque -inmersos en ella- esté todo oscuro, recordemos a Leonard Cohen cuando nos susurraba que “hay una grieta en todo y así es como entra la luz”.
Es cierto que estamos en una situación social dramática, ya que de la noche a la mañana se han perdido puestos de trabajo, negocios, innumerables vidas humanas, pero la vivienda no es un producto de consumo sino una inversión , de utilidad, de largo plazo y el que afortunadamente sobreviva y pueda, irá a por ella y si es posible buscando mayor tamaño, con zona de trabajo, terraza o jardín,… aspectos muy codiciados últimamente. A diferencia además del año 2008, con los sectores bancario e inmobiliario solventes, los grifos de la financiación están abiertos, con tipos de interés atractivos y que se prevé perduren durante bastante tiempo, además de atisbarse que la tendencia del alquiler seguirá al alza tras la desescalada.

La actividad constructora, que con estrictas medidas de seguridad , no ha parado más que en el período que no se nos ha considerado actividad esencial, sigue intentando cumplir con los compromisos adquiridos con los clientes. La salida de mano de obra de nuestro sector, que vivimos en la precedente crisis, puede convertirse en receptora de puestos de trabajo de otros sectores. Es decir, podemos ser un sector dinamizador de la actividad económica, amén de ser un valor refugio frente a otras alternativas inversoras.

Algunos, por edad, hemos vivido varias crisis que nos han afectado sectorialmente: la de finales de los 80 a mediados de los 90; la del 2008 al 2014 y ahora, la presente. Para esta – obviamente si no se eterniza y complica- es para la que mejor estamos preparados, con equipos humanos muy cualificados, tecnología punta,  adaptación al medio y espíritu de superación, solvencia y pulso financiero, y sobre todo, ilusión infinita por seguir construyendo hogares para que las personas y las familias desarrollen sus proyectos de vida. Se atribuye a Lao Tse  que “construir casas no es solo poner cuatro paredes y un techo sino también el espacio y el espíritu que se generan dentro”- y ruego disculpen a uno de Bilbao por la licencia- ¡que lo podamos seguir haciendo unos pocos miles de años más¡.

Mikel Etxebarria Dobaran
Director General Corporativo de Neinor Homes S.A.

Publicado en EC El Correo el 13 de mayo de 2020 

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