Ir al contenido principal

En busca de la Administración perdida

 








Un amigo, que acaba de vender su coche, me cuenta esta peripecia . Como vendedor tiene la obligación de comunicar a la Dirección General de Tráfico (DGT) la venta realizada aportando la documentación correspondiente . Aunque afortunadamente ya hemos pasado lo duro de la pandemia, hay que seguir –sorprendentemente- solicitando cita previa. 

Lo intenta por la web . Después de estar un rato rellenando datos hasta del representante (¡¡¡), en el último paso no le admiten la solicitud. Ve que hay un número de teléfono. Lo intenta por ahí. Es de pago. Le sale un contestador automático , que le mete una “chapa” interminable (que se la cobrarán) para terminar diciéndole que llame al número que le corresponda para hacer la gestión; claro que, faltaría más, sin decirle el número al que llamar.

Lo vuelve a intentar por internet pero después de realizar todos los interminables pasos no le admiten la solicitud. Consigue, por su cuenta, un número de teléfono de la oficina de Tráfico de su ciudad, llama, le sale un contestador , que le remite al teléfono inicial y a la web. Nuevamente. Interminables círculos viciosos. Duda si ir en persona , pero como se teme que sin cita previa no le van a atender , intenta de nuevo en el primer teléfono. Después del discurso inicial y de escuchar un rato música oye una voz humana. ¡Aleluya¡ Les dice, ante su asombro, que la web no les funciona. Tienen a bien concederle una cita previa. Y luego pretenden (sigue pagando mi amigo la llamada) que conteste a una encuesta.

 Alguno pensará, que claro , esto le ocurre porque es la Administración Central, la que depende del Estado, que si fuera la Autonómica, más cercana, estas cosas no pasarían. Pues no, también pasan. Un familiar ha tenido un percance físico. Para que le vea presencialmente un médico ha tenido que llamar por teléfono - porque presencialmente no existen- varias veces al ambulatorio. Le daban la baja médica telefónicamente , sin verle.  No me extraña que tengamos los records estatales en absentismo laboral. Al final consiguió , no con su médico que estaba de vacaciones, sino con otro, que le vieran.  Le dieron la baja y las confirmaciones se las hacían por teléfono. Para conseguir al final el alta (porque mi familiar volvía a querer que le vieran ) tuvo que pelear lo suyo. Que te vea un médico se ha convertido en artículo de lujo.

El Estado del Bienestar , sabíamos que estaba tocado, pero no tanto. Aquello de “vuelva usted mañana” del genial Larra ha quedado sofisticado y adaptado a los nuevos tiempos. Con la excusa de la pandemia – y lo que te rondaré, morena-  la Administración (la estatal, la autonómica, la foral  y la local) han decidido hacer mising, mutis por el foro.  Eso sí, ellos siguen cobrando (antes, en y después de la pandemia) y todos, pagándoles.

A las administraciones se les llena la boca de grandilocuencia.  Van a recibir ingentes cantidades de dinero (que acabaremos pagando a escote) y no saben donde invertirlo. Hablan de emplearlo en economía circular, ciudades sostenibles, longevidad y bienestar, big data y ciberseguridad, cambio climático, capacitación científica, renovables, …Y está fenomenal,… mientras no sea ayudar a amigos. 

Ahora bien , sería conveniente, y para eso no hace falta dinero sino voluntad y actitud, empezar por poner en funcionamiento la Administración y al funcionariado, al que ha desaparecido o se ha "dejado desaparecer". En este sentido hay que diferenciar a los que no sólo no han desconectado sino que se han multiplicado -como por ejemplo muchos sanitarios- de otros , que han aprovechado con la connivencia y negligencia política correspondiente, para desconectarse del servicio público y conectarse, al parecer, al asueto privado.  

Además, resulta insultante, como ocurrió con la declaración de Renta de este año, que el administrado para tratar con la Administración , que debe estar a su servicio, tenga que tener teléfono móvil, ordenador, correo electrónico, ser experto informático, manejar claves incomprensibles, no tener humanos a los que dirigirse ni presencial ni virtualmente, una paciencia infinita,… teniendo en cuenta además que una de cada cuatro personas son mayores de 65 años. 

Para la Administración, a la que le encanta poner normas para los demás, la atención presencial debería ser obligatoria y los contestadores automáticos prohibidos. Y debería mimar al contribuyente. Le aconsejo que se pongan a ello rápidamente  ya que sino ,como siga así, va a conseguir, no la abstención política (ya que eso no les preocupa en absoluto: cuanto menos se movilice la ciudadanía menos costoso sale cada voto) , sino que la objeción fiscal (que eso duele un poco más) sea la próxima bandera ética de la ciudadanía.

Mikel Etxebarria Dobaran

Publicado en El Correo el día 24 de octubre de 2021

https://www.elcorreo.com/opinion/tribunas/busca-administracion-perdida-20211024205315-nt.html








Comentarios

  1. Tienes mucha razón.Alguien tenía que denunciar esta insostenible situación. A ver si toman nota. Gracias Mikel.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, Rosa. A ver si así vuelven a recordar que deben atender al ciudadano. Y no son los únicos que deben hacerlo; por ejemplo, las entidades financieras también deberían tenerlo presente. Buen domingo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me uno al comentario de Rosa. Cuando se imponen sistemas telemáticos en la gestiones que debemos realizar los contribuyentes, no es razonable, ni ético, ni mínimamente legítimo, establecer únicamente mecanismos que, de entrada, no se han consolidado como obligatorios: Si carezco de móvil, cuenta bancaria, email o conexión a internet (por carencia de recursos o por simple convicción), el contacto con la administración o el cumplimiento de mis obligaciones fiscales es imposible. Y si entro en el asunto del contacto telefónico sin tarificación especial que se impone a la empresa privada para la atención al cliente… El estado y su estructura deberían ejemplarizar con sus prácticas y no al contrario. Fantástica llamada de atención en este asunto Mikel.

      Eliminar
  3. Agradecido, Mónica, por tus apreciaciones. a ver si van tomando nota. Un abrazo fuerte.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario