Seguidamente se refleja la intervención - virtual por la pandemia- realizada en la Asamblea General
Eguerdion eta agur bero bat
,danori.
Buenos días a todos, un afectuoso saludo y muchas gracias por
vuestra presencia (de forma especial en este caso) y deseando que vosotros y
vuestras familias estéis bien.
Ya sabéis que me gusta citar a D. Miguel: voy a empezar con él. Unamuno distinguía entre escritores ovíparos y vivíparos. Los ovíparos, decía, toman notas, citas, hacen un borrador, trabajan sobre él; es decir, ponen un huevo y luego lo empollan. Los vivíparos, en cambio, no se sirven ni de notas ni de apuntes, lo tienen todo en la cabeza, gestan y cuando sienten dolores de parto, paren.
Cuando escribo artículos – ya sabéis que es una de mis aficiones confesables- normalmente soy vivíparo: a veces me despierto a la madrugada, voy a todo correr al ordenador (antes era a la Olivetti y ¡menudo escándalo montaba a intempestivas horas ¡) y paro, es decir, doy a luz; eso sí, a la mañana, después de despertarme, reviso y corrijo el texto. Ahora bien, para las intervenciones en las Asambleas de Ascobi he sido siempre ovíparo. Comenzaba a documentarme en enero, leía todo lo que se publicaba referente al sector (las previsiones de crecimiento de PIB, la posible evolución de las ventas y de la actividad promotora, las novedades legislativas, la situación en el Estado, en la CAV y en Bizkaia, …) hacía un borrador en febrero y en marzo-abril, un poco antes de su exposición lo ultimaba. Este año hice lo mismo; no obstante, la intervención preparada para la inicialmente prevista Asamblea de marzo no vale en absoluto para la actual situación provocada por la pandemia.
Lo que si hice – supongo que lo conoceréis- fue publicar un artículo, una tribuna, en El Correo el mes pasado. Surgió a raíz de aparecer en prensa y revistas especializadas insistentes comentarios muy derrotistas sobre todo en general y sobre nuestro sector en particular. Soy de la opinión de que por el mismo precio conviene ser un poco positivista, que es mejor para la estabilidad física y mental y sobre todo, para sobrevivir en este mundo complejo, ver la botella medio llena; eso sí, sabiendo que sólo está medio llena y tomando medidas para llenarla un poco más.
Que tenemos una actividad ancestral con unos doce mil años de
antigüedad (lo subraya el historiador Harari en Sapiens);
que hemos pasado históricamente unas cuantas crisis (las dos
últimas, la de finales de los 80 a mediados de los 90 y la del 2008 al 2014) en
la que algunos afortunados hemos vuelto a volar como el ave Fénix;
que para la actual crisis (sanitaria en origen y derivada a económica)
es para la que estamos mejor preparados – en personas, en tecnología, en
procesos, …-
y cómo lo estamos también en actitud, saldremos adelante y al
menos duraremos – en el artículo ya decía que uno es de Bilbao- unos pocos
miles de años más.
Problemas claro que hay; habría que ser ilusos para no verlos.
Antes de la pandemia, algunas constructoras caían en concursos de
acreedores, nos faltaba en obra personal cualificado,
las tramitaciones urbanísticas (perpetua cuestión) se eternizaban,
los costes de construcción se disparaban, …
Ahora, por otra parte, hay miles de personas que han perdido el
empleo, otros sus ahorros, muchos la salud y algunos hasta la vida.
¿Cómo no se va a resentir
la economía en general y nuestro sector en particular? Pero no queda otra que
adaptarse al medio darwinianamente e intentar convertir la crisis en
oportunidad.
“Lepoan hartu ta segi aurrera”
decía el otro día Pedro Luis Uriarte emulando a Pantxo eta Peio.
Ahora os voy a hacer partícipes de una curiosidad, que no se si la
conocéis y a raíz de ello proponer un lema, que creo que no tenemos.
En una carta, de hace unos dos mil años, novelada por Marguerite Yourcenay en “Memorias
de Adriano” el emperador Adriano
le escribe a su sucesor y nieto adoptivo Marco
Aurelio (que sería posteriormente conocido como el emperador filósofo): “Construir
es colaborar con la tierra, imprimir una marca humana en un paisaje que se
modificará así para siempre; es también contribuir a ese lento cambio que
constituye la vida de las ciudades “. Es una bella frase, que con el
permiso de ecologistas variopintos y quizás acortándola un poco, la sugiero –
creo que no tenemos- como lema para Ascobi.
Un auténtico honor representaros, un gran placer estar tan bien rodeado y eterno reconocimiento por la confianza y amistad con la que siempre me he sentido arropado. Quedo a vuestra disposición, para lo que sea preciso.
Vicepresidente Promoción Ascobi (Asociación de Constructores y Promotores de Bizkaia)
Nota: las fotos adjuntas, lógicamente, no corresponden a esta Asamblea sino a eventos anteriores
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