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Mentor : de Ítaca a Bilbao









                        

                                                                        CVE Colegio Vasco Economistas



¿ El éxito y el humanismo son compatibles?, ¿el triunfo y la ética pueden coexistir?, ¿es posible que cohabiten la gloria y la decencia?, ¿se puede “tocar el cielo”, desde el punto de vista personal, profesional u organizacional sin dejar de ser una buena persona, un respetable profesional o una organización ética?.

 

El CVE (Colegio Vasco de Economistas) y el ICAB (Ilustre Colegio de la Abogacía de Bizkaia) se  preocupan, entre otras,  de estas cuestiones. Tienen, fruto de sus planes estratégicos, establecido desde hace varios años un “Programa Mentoring” al servicio de sus colegiados, cerca de nueve mil profesionales entre ambos colegios. Mentoring deriva de Mentor, la persona a quién Ulises encomendó la educación de su hijo, antes de partir de Ítaca a la guerra de Troya.  De ahí que se asimile a guía, asesor, consejero. No se trata de clases magistrales ni de transmisión concreta de conocimientos sino  de que profesionales con experiencia – que la dan los años- la transmitan a otros compañeros a los que les interese. Y no confrontemos la experiencia con la inteligencia: cuando uno es joven puede pensar que la inteligencia compensa la falta de experiencia y cuando uno se hace mayor que la experiencia sustituye a la inteligencia, pero ambas son necesarias. 

 

El mentoring que es grupal, se hace de forma altruista, lo cual no es óbice para que sea organizado, comprometido y reglado. Además, es motivador en un doble sentido, como nos lo recuerda Nuccio Ordine, ya que la transmisión de la experiencia enriquece tanto a los que la reciben como a los que la dan. Las materias son muy variadas, versan sobre implantación de procesos, habilidades comerciales, liderazgo, cuestiones tecnológicas, personas en la organización, la gestión de las carreras, los despachos profesionales, la gestión emocional, la negociación, la información, … y, cómo no, la excelencia (un buen hábito, una buena virtud, según los clásicos), ya que surge del nexo del éxito y del humanismo.

 

El lema en concreto de este mentoring es “En busca de la excelencia empresarial y profesional”, emulando a Peters y Waterman  que ya en el lejano 1,982 nos decían en referencia a la empresa  que “el beneficio es como la salud, se necesita y cuanto más mejor, pero no es lo que da sentido a la existencia” . La cuestión de partida es: ¿cómo contribuir a que mi empresa, mi organización y uno mismo como profesional, podamos compatibilizar el éxito con el talante humanista? Concebimos que el éxito no se puede conseguir de cualquier manera, que el fin no justifica los medios, que se debe valorar el esfuerzo y buscar equilibrios entre, a veces, objetivos contrapuestos; el humanismo, por otra parte, lo entendemos como el aprecio de la humildad, el respeto a los demás, la honradez , la educación y la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.

 

De inicio vislumbramos a quién dirigirnos, quienes podían ser los “clientes”:  pensamos que altos directivos de organizaciones, profesionales en la cumbre, acostumbrados a pelear con las armas de la competitividad exacerbada, que quizás sienten, en este momento de su carrera profesional, que necesitan argumentos y motivaciones adicionales, puede que, de calado más humano, más profundo, para su propio desarrollo personal. Este era el “mercado objetivo”.

Lo curioso es que los profesionales interesados vemos que ya vienen, y es algo muy positivo, con la preocupación humanista de serie. En todo caso, lo que conviene hacer es ayudarles a profundizarla, a matizarla un poco más; a casar un eficaz desarrollo profesional con el espíritu que ya tienen, a maridar cualidades que ya poseen e intentar conectar mejor sus talentos con sus talantes.

 

Para lograr el éxito, fácil de obtener y difícil de merecer según Albert Camus, hay quien, con talante humanista, salta barreras y hay quien, sin ese plus, pisa cabezas, sin lograr realmente alcanzarlo, ya que sólo es tal si ha sido logrado de buena lid: si no es con ética, aunque lo parezca, no se esta en la gloria sino en otro sitio. Hay quien no comprende aún que el triunfo va más de estar a gusto con uno mismo contando con la consideración de los demás porque se les respeta, que, con el oropel, la fama, el dinero o el status.

 

Seguramente el filósofo Aristóteles, mentor de Alejandro Magno y muy interesado por la ética de las virtudes y el magistrado Montaigne, adalid del humanismo, verían, puede que asombrados pero con muy buenos ojos, que en estos tiempos tan confusos y tan aparentemente inhumanos, dos colegios profesionales de actividades relacionadas con mundos terrenales, tangibles y complejos como la economía y el derecho, las empresas y las leyes, se preocupan y ocupan también de cuestiones vitales, intangibles y trascendentes como las relacionadas con el alma humana.

   

Mikel Etxebarria Dobaran   

Publicado en EC El Correo el 27 de junio de 2020
    






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